¡Qué difícil es transmitir!, me decía un director de Recursos Humanos cuando se enfrentaba a explicar a sus empleados las medidas que tenían que adoptar para optimizar recursos.
Ante situaciones que no deseamos o esperamos, no estamos preparados para escuchar y cada uno lo interpretaba según sus patrones.
Por ello, es muy importante ser consciente de que no tenemos que asumir como válido todo lo que escuchamos y aceptarlo. Tenemos que filtrar la información que nos llega con nuestros patrones y lo que consideramos inaceptable, apartarlo. Cuando escuchamos y callamos por miedo o por cansancio, poco a poco vamos cediendo terreno, tanto fuera, como dentro de nosotros.
Como coach, veo cada día cómo:
- las personas pierden fuerza cuando sienten que su voz no cuenta.
- la incoherencia externa genera un malestar interno difícil de explicar.
- el desánimo colectivo se convierte en apatía personal.
- no saber actúar o decidir.
Pero también sé algo: no tenemos que aceptar todo, podemos actuar, podemos elegir.
Podemos decidir no contagiarnos de la mentira, no aceptar lo que va contra nuestros valores. Podemos educar desde el ejemplo, liderar desde la integridad y vivir desde la conciencia.
El cambio empieza en cada uno. El coraje de ser íntegros cuando otros no lo son, transforma. La verdadera revolución es recuperar nuestra brújula moral.
Así que, no te desconectes, no te resignes. Actúa, no dejes que el desorden de fuera desordene tu paz interior.
Tú no puedes cambiar el país en un día, pero sí puedes empezar a ser ese tipo de persona que el país necesita, porque la verdadera crisis es moral… Y la verdadera solución también lo es.
¡Elige o te convertirás en parte del caos y otros elegirán por tí!